El
haiku es un poema de 17 silabas, distribuidas en tres versos de 5‐7‐5
sílabas, sin título ni rima. Excepcionalmente, pueden presentar un
mayor computo silábico (“verso roto”) o una estructura de dos
versos.Posee una cesura o corte (kireji), bien una palabra o un signo
de puntuación, que supone la entrada de una nueva realidad en el
poema, que lo enriquece y lo completa.
Suele
introducir una palabra que hace referencia a la estación o al periodo
en el que se
compone
(kigo).
El
lenguaje evita las figuras literarias, aunque sin ser descuidado. La
puntuación y las
mayúsculas
pueden o no aparecer, aunque debe respetarse cierta musicalidad.
Persigue
reflejar los instantes de todo lo natural y lo esencial que existe en
la creación,
como
un espejo, porque el poeta de haikus (haijin) sabe que, si faltase
uno de esos
mínimos
instantes, la realidad y sus emociones desaparecerían.
El
haiku es un arte de la vida y de los sentidos: el mundo nos hace
sentir, percibimos la
intensidad
de dichas emociones y tratamos de transmitirlas, respetándolas al
máximo,
puesto
que la belleza, la fealdad, lo pequeño y lo grande ayudan a conformar
la perfección y el equilibrio del que estamos siendo testigos, aunque
no se adapten a nuestras necesidades, nuestros proyectos ni nuestras
voluntades. No se trata de nosotros. Se trata de algo más grande: se
trata de todo.
“Haiku
es lo que está ocurriendo aquí y ahora”.
Texto extraído del "Taller de Haiku" Autor: Rogelio Rodríguez Cáceres
Fotografía: Marta Gil