viernes, 10 de enero de 2014

"La vida eterna"


Este verano fui con mi familia a la playa y decidimos dar un paseo con nuestras motos de agua. Intentamos no alejarnos, pero la corriente nos llevó más lejos de lo que esperábamos.
Cuando decidimos volver, una ola bastante alta nos separó.
En el horizonte vi una gran mancha que flotaba sobre el agua, al acercarme descubrí que era una isla cubierta de una hermosa vegetación. Decidí buscar ayuda allí.
Empecé a caminar por medio de aquella isla con gran diversidad florística. Había árboles frutales cargados de espléndidos plátanos, mangos, cocos, piñas…
Las plantas presentaban un vigor sobrenatural, con mayor tamaño y colores más vistosos. Era un lugar bastante hermoso y se sentía paz y tranquilidad.
Cogí un pequeño sendero que me llevo al centro de la isla, donde se hallaba un extraño edificio, llamé a la puerta y me recibió un hombre bajito, regordete y con una nariz redonda.
Asombrado y con una sonrisa en los labios me preguntó amablemente cómo había llegado hasta allí y le conté lo ocurrido. Me invitó a pasar y me sorprendió la decoración. Todo estaba compuesto por tarros de cristal, microscopios y extraños aparatos que desconocía.
Empezó a hablar sin venir a cuento. Me dijo que tenía más de doscientos años, que había descubierto el remedio para la vida eterna y que no se lo contara a nadie, porque la gente se volvería loca. Con su secreto el viviría feliz y tranquilo eternamente.
Me invitó a probar su fórmula, así viviría eternamente, a lo que conteste que prefería vivir mi vida normal y volver cuanto antes con mi familia. Pensando que estaba “como una cabra”.
Me indicó dónde pedir ayuda para llegar de nuevo a la playa. Encontré a un guarda costa que me llevó hasta la playa donde gracias a dios mi familia me esperaba sana y salva.

Texto: Inmaculada Triguero Hormigo  1ºESO B


Fotografía: Marta Gil

No hay comentarios:

Publicar un comentario